Thursday, May 08, 2008

La Verdad (Versión Light)

La verdad, la verdad, es que ha sido dura la faena. Ha sido un tiempo muy duro el que me ha tocado vivir. He visto caer los sueños a pedazos. He sufrido angustias indecibles y dolores audaces. Me han dolido hasta las partes del cuerpo que no me sé. He sido herida por todos los flancos. Se me ha debilitado el cuerpo pero fortalecido el espíritu. Hoy tengo más cosas que contar y cosas por qué vivir. Tengo cosas entre manos que, a veces, ha parecido que se me escapaban, pero he logrado asirlas de nuevo, con más fuerza. El dolor ha depurado mis emociones. No te creas que eres el motivo de este dolor, pero eres parte de él.


Que mi soledad haya probado los límites, no es sino una prueba más para mi atribulada existencia, que he soportado con una entereza que a mí misma me asombra. Que el mundo haya llegado a parecerme un asco, era una consecuencia de mi pesadumbre, que me hacía presentir catástrofes y hecatombes a cada vuelta de esquina, a cada parpadeo. Que cada nuevo intento me pareciera desde el comienzo un fracaso, era ya parte del juego, de la dinámica que se desarrolla en los que ya nada esperan, los que ya no se cuentan, los que, a fuerza de acumular tristezas, vemos la vida como algo que no nos incumbe y a la felicidad como un souvenir que a nosotros no nos toca, porque llegamos tarde, o porque nunca llegamos, o porque llegamos a dónde no era.

Que haya sufrido más reveses de los que creí poder aguantar, me ha mostrado mi insospechada fortaleza. Que esté saliendo ahora del abismo, no es una coincidencia. Pero que mis angustias te hayan sido ajenas; que mis proyectos más queridos (y objeto de casi todos los pesares) no hayan contado con tu observación; que mis horas terribles te hayan pasado desapercibidas; que mi disposición para arreglar las cosas te haya resbalado por el contorno más liso de tu humanidad indolente; que mis brevísimos instantes de ingenuidad esperanzada (que, igual, rodaron por el despeñadero de la realidad monstruosa) no te hayan tenido ahí para compartirlos; que mi alma moribunda haya renacido y vuelto a morir, y vuelto a nacer, en un incesante, tortuoso, doloroso, angustiante y solitario devenir, sin que haya estado tu hombro, ni tu mano, ni tu dedo meñique del pie derecho; que no haya podido contarte, contagiarte mis chispazos de alegría, preguntar tu opinión, mostrarte los poemas más sentidos que jamás he escrito, involucrarte en mi aventura, atiborrarte de irracionales ideas, marearte de tanto hablar de lo mismo, llamarte en el peor de los momentos, contar contigo, a fin de cuentas… Para eso si no tengo explicación a mano. Para eso si no tengo la respuesta ni la justificación. Para eso no hay excusa que me valga. Porque seguí creyendo en ti y me siguió doliendo. Porque seguí extrañando tu amistad. Porque creí que era amistad lo que había. Pero ahí vamos. Ya me estoy acostumbrando a las pérdidas.

Marianella Alonzo

07-07-05

0 Comments:

Post a Comment

<< Home