Fe de Erratas
Cuando dijimos “lo siento”, queríamos decir “¿Quién te manda?”;
Cuando preguntamos “¿qué tal?”, queríamos decir “¡qué me importa!”;
Cuando no había nada que decir, soltamos un disparate y nos reímos,
cuando en realidad, queríamos salir de allí y mandarlo todo al diablo.
Cuando dijimos “Señor”, quisimos decir “Eh, tú”;
Cuando fue “permiso”, lo cierto era un “¡Quítate!” que teníamos atorado en la garganta.
Cuando saludamos “Buenas noches”, la realidad era que nos importaba un pito la noche que estabas teniendo.
Cuando dijimos “Que te vaya bien”, qué cuerno nos importaba cómo te fuera.
Y si acaso nuestra respuesta fue un “sí, ¿cómo no?”, lo cierto era un “¡Qué lata!” que se nos quería salir.
Cuando nos toque despedirnos y decir “hasta luego”, comprenderás que, la verdad, no queremos verte más.-
Marianella Alonzo
1999
Cuando preguntamos “¿qué tal?”, queríamos decir “¡qué me importa!”;
Cuando no había nada que decir, soltamos un disparate y nos reímos,
cuando en realidad, queríamos salir de allí y mandarlo todo al diablo.
Cuando dijimos “Señor”, quisimos decir “Eh, tú”;
Cuando fue “permiso”, lo cierto era un “¡Quítate!” que teníamos atorado en la garganta.
Cuando saludamos “Buenas noches”, la realidad era que nos importaba un pito la noche que estabas teniendo.
Cuando dijimos “Que te vaya bien”, qué cuerno nos importaba cómo te fuera.
Y si acaso nuestra respuesta fue un “sí, ¿cómo no?”, lo cierto era un “¡Qué lata!” que se nos quería salir.
Cuando nos toque despedirnos y decir “hasta luego”, comprenderás que, la verdad, no queremos verte más.-
Marianella Alonzo
1999

2 Comments:
Muy bueno, la verdad es que en la garganta se quedan muchas verdades
Muy bueno, la verdad es que en la garganta se quedan muchas verdades
Post a Comment
<< Home