Sunday, January 29, 2006

LA INVOLUCIÓN CON TODO Y ESPECIAS

¿Es que el hombre ha evolucionado? ¿No les parece a ustedes que ha sido al revés? Si tomamos en cuenta las cosas que sabemos comparándolas con las que no sabemos, entendemos que nos falta mucho todavía. Pero si analizamos, por ejemplo, las civilizaciones griegas, egipcias, mayas, con todo el conocimiento que tenían del cosmos (sin ningún pathfinder explorando el espacio que los auxiliara en sus estudios), con sus ideas sobre el hombre y el universo, ¿cómo podríamos negar que eran superiores a nuestra visión actual?

Que en jeroglíficos antiquísimos se halle un diagrama del sistema solar, incluyendo un planeta que fue “descubierto” por nuestra civilización en los años ochentas; que todavía no sepamos a ciencia cierta cómo carrizo se construyeron las pirámides egipcias; que no sepamos cómo las hicieron ni qué demonios significan las líneas de Nazca… ¿no son pruebas más que suficientes que nuestros ancestros sabían más que nosotros?

Con toda la tecnología que tenemos a nuestro alcance, con todos los avances hechos hasta ahora en distintas áreas, todavía quedan espacios en blanco en las páginas de la historia que no podemos explicar. ¿Cómo pudieron calcular los constructores de las pirámides el sitio exacto donde hacer la rendijita por la que, una vez terminado el monumento -muchos años después, por cierto- el sol entraría directamente, no un pelín más allá ni más acá? ¿Cómo sabían los “dibujantes” de Nazca que las líneas no les estaban quedando chuecas? ¿Cómo podían trazarlas tan perfectamente sin verlas desde el aire, que es desde donde se pueden apreciar y comprender qué son (o por lo menos, qué aparentan ser)? ¿Cómo es que los griegos, los egipcios, los mayas, tenían un conocimiento avanzado de astronomía y astrología si no tenían a la mano un telescopio o una Adriana Azzi que los guiara?

La lista es muy larga. Hay tantas cosas que no sabemos y que, al parecer, los antiguos sí, que entonces uno no puede sino pensar que la “evolución” va al revés. No estamos evolucionan nada, sino que vamos pa’ atrás. Cada día somos más ignorantes. Cada día entendemos menos el universo porque cada cosa que la tecnología nos ayuda a descubrir, nos muestra sencillamente que el asunto es mucho más profundo de lo que parece, que lo que acabamos de advertir es sólo el principio de algo mucho mayor que ni siquiera podemos imaginar. Es decir, lo que realmente estamos descubriendo es lo tremendamente brutos que somos.

¿Y por qué será que está teniendo lugar este proceso de involución? ¿Qué hacía a aquellos hombres de la antigüedad dignos de la sabiduría mayor que hoy nos es negada? ¿Será porque en esos viejos tiempos el hombre estaba consciente de su pequeñez? ¿Se sabía él en ese entonces parte del universo y no su amo? ¿Conocía y reverenciaba lo que estaba por encima de él, lo que le sobrepasaba? Tal vez, en esas edades remotas, el hombre era su propio y único instrumento para conectarse con el resto del universo. Tal vez, esa relación, por tanto, era más directa. No existían intermediarios que pudieran “hacer ruido” en la comunicación. Esos intermediarios son lo que hoy representa la tecnología. Instrumentos que tratan de emular esa conexión del hombre con el universo, pero que lo desplazan y lo convierten en el receptor de un mensaje desvirtuado, modificado, atenuado o magnificado, pero en todo caso distinto del original.

Entiéndase: no se trata de ser como los Amish. No es que la modernización sea un anatema. Simplemente, se trata de darle el lugar que le corresponde.

El hombre, en este proceso de involución, ha perdido contacto con su ser interno, con su alma, con su espiritualidad, que es lo que lo conecta directamente con la creación; el vínculo entre él y eso que lo supera y de lo cual forma parte, sin embargo. El hombre ha perdido su capacidad de “religar” con Dios y, en consecuencia, anulado su propio ser divino. ¿Es este ser divino el que tenían “despierto” los antiguos? ¿Era eso lo que les permitía tener una visión más amplia y concreta del universo? ¿Estaba su espíritu más elevado y por ende era un digno receptor de esa sabiduría?

El hecho cierto, es que a través de los años el hombre, a medida que ha avanzado en el conocimiento científico y pragmático, ha bajado peldaños en la sabiduría espiritual; se ha desligado de su interioridad y ha prescindido de los procesos purificadores del alma. Ha perdido su conexión real y lógica con la naturaleza, entorpeciendo su propia evolución.

Entonces, se trata aquí de la involución de las especies, que como resultado del retroceso han devenido en especias. De seguir así, pronto seremos una cuerda de monos viajando por el espacio. Hoy cumplo 35 años. Afortunadamente, no viviré lo suficiente para ver ese día en que la humanidad se pregunte frente a una rueda: ¿y esto para qué sirve?



05-11-2005

0 Comments:

Post a Comment

<< Home